LA PESTE TRAE DE REGRESO LA ERA VIRAL DEL AMIGO-ENEMIGO
Por Manuel Humberto Restrepo
Domínguez:
La Colombia del siglo XXI,
marcada con el cambio en la constitución, que permitió la reelección del
presidente, puso en jaque como un virus la estabilidad del estado de derecho,
aceleró la destrucción de la independencia de los poderes públicos, además de contribuir
a la fragmentación y polarización de la sociedad y de poner en retroceso
garantías a un buen número de derechos humanos. El virus engaña, entra al
cuerpo, destruye su estabilidad y hace confluir todas las decisiones en una
sola: eliminar al enemigo. Así es también la doctrina de la seguridad aplicada
por el poder hegemónico, capaz de servirse del virus para imponer sus
decisiones sin siquiera dar lugar a la menor objeción u oposición.
¿Quién puede oponerse a las
decisiones y protocolos para combatir el contagio? Nadie. Por eso la peste
global, le permitirá al poder reafirmar su autoridad, facultado para silenciar
unas cosas, imponer otras y recomponer equilibrios de gobernabilidad y
legitimidad perdidas.
Al gobierno, al de aquí y a
muchos otros de los cien países en alerta de peste, le quedará fácil y creíble,
indicar que la peste es el enemigo principal y sobre él hacer caer todas las
culpas desde la caída abrupta del precio del petróleo, la inesperada arremetida
del dólar en alza que devalúa el peso hasta sus máximos conocidos, la
contracción de las bolsas de valores, la volatilidad de las acciones y la
quiebra anunciada de cientos de negocios, empresas y empleos, que dan un
preaviso de recesión global. Eso ya es suficiente para orientar la mirada
colectiva hacia otro lado, ponerla lejos de la agenda social, que tiene por
objeto buscar salida a los problemas que eviten paros, eliminen violencias y
creen medidas que reduzcan la desigualdad y eviten las consecuencias
previsibles de aceleración del empobrecimiento, perdidas de poder adquisitivo,
incremento de la marginación y muerte.
El gobierno tendrá un margen
no menor a tres meses, para sacarle réditos a la peste, podrá hacer
experimentos de aislamiento, encierro, veto, estigmatizaciones, condena y
desconfianza y lo que haga o diga podrá empezarlo o terminarlo anteponiendo
datos y creando relaciones con la peste, que promete ser útil para instalar
temporalmente una manipulable paranoia, miedo y temor al contagio, que haga
olvidar los grandes males de la política como la corrupción, la violación
sistemática de derechos humanos y las responsabilidades por los crímenes de
estado, por omisión o intervención directa, como lo señaló el informe de la ONU
y lo ratificó Human Rigths.
El consenso global alcanzado
respecto a que el mundo está ante una pandemia, basta para que la sociedad
convulsione y sufra por el evidente regreso a la era viral, que parecía
desplazada por la era neuronal, en la que apremian la “depresión, el trastorno
por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la
personalidad (TLP) o el síndrome del desgaste ocupacional (SDO)” (Byun-Chul
Han, La sociedad del cansancio). Las dos eras, viral y neuronal, se juntan, la
una lleva a la otra y las dos concuerdan en el aislamiento como formula letal
de destrucción de toda relación colectiva. La peste servirá para reforzar la
lógica del amigo y el enemigo, propia de
la guerra fría, y subliminalmente traer de regreso la táctica de atacar y
defenderse del extraño, del otro, del que llega, del de afuera, del opositor,
del contrario, del vulnerable que queda expuesto a recibir la fuerza de la
guerra preventiva que fue presentada para prevenir el terrorismo pero sirvió
para ejercerlo, a favor del modelo de acumulación capitalista global que
multiplica ganancias cuando sube el dólar, se quiebran empresas o se pierden
empleos.
Detrás de la tos, el estornudo
o la fiebre sospechosa, puede haber peste, pero también hay discursos sociales
negados por discursos biológicos e incitaciones a limitar libertades en nombre
de evitar el contagio y perseguir al apestado, que puede meterse en el cuerpo
de otro como un intruso que viola, destruye y causa un tenebroso pánico
empujado con replicas y repeticiones mediáticas de casos y recomendaciones a
suspender, negar, evitar la vida en colectivo.
Los habitantes del planeta en
40 días del asedio de la peste se han convertido en pacientes, en enemigos
difusos, que en cualquier lugar pueden atacar o ser abatidos, porque la víctima
del virus puede ser usted y convertirse en un instante en el enemigo público
merecedor de repulsión y odio. De ahí la dificultad de oponerse a o negarse a
cumplir la invitación institucional de los gobiernos a acatar el estado de
sitio de facto, que hace a cada quien responsable de su cuidado o su tragedia
por contagio.
Los virus locales cedieron su
lugar a la peste global que nació en la China, se reproduce en Europa y después
de su ataque morirá en América, dejando a su paso las huellas absurdas de una
Italia con 60 millones de habitantes en cuarentena, convocados a negarse, no
mirarse, evitarse, no pararse frente a otro a menos de metro y medio de
distancia, no toser, no estornudar, no abrazarse, no besarse; o de una Francia
que prohíbe manifestaciones, movilizaciones y reuniones de más de mil de
personas, justo allí donde los chalecos amarillos hace dos años se niegan a
abandonar las calles esperando la dimisión del gobierno. Esa misma ruta
amparada en el temor a la peste la seguirán en Brasil para derrotar las grandes
movilizaciones contra el fascismo de Bolsonaro y lo mismo ocurrirá en Chile y
Colombia. Otros lugares como Singapur con 8 millones de habitantes y 160
contagiados no se inmuta, no parece importarle la peste y no se ha preocupado
por buscar infectados ni emitir prohibiciones.
P.D. Mientras la peste se
incuba y se muestra imbatible: El presidente Duque se reunió con el Secretario
General de la ONU, acusada de ser fuente de contagio al servicio de la
oposición; El “caso Ñeñe” aparece con una cadena de delitos e implicados de
alto nivel que podría llevar a la caída del reino del partido de gobierno y del
presidente; Un ministro insinuó que la receta para combatir la peste debe ser
una reforma laboral; las pruebas piloto para el uso de frackingc ontinúan; se preparan
protocolos que permitan por vía del control a la peste inmovilizar la
movilización que el Esmad no pudo; y gran alegría por el regreso de Ángela
María, al congreso, donde hace tiempo debía estar…..
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